Había estado muchas veces allí, detrás de las hojas de los detenidos álamos negros, y supe que rama retirar para conseguir mirar sin que ellos se dieran cuenta. Estaban dentro del agua oscura. Paralizada. Las figuras flotaban y parecían tener un suave desplazamiento continuo, como de motor. El agua como imán, me acerqué lentamente hasta el borde. Estancada.
Cebollas flotaban del revés sobre el lago detenido, tocando sus cabellos enredados las raíces y los vestidos húmedos se hinchaban buscando las ramas.
Y un aliento detrás.